domingo, 1 de marzo de 2015

Recetario del Alma: Capacidad de satisfacción, disfrute y plenitud

 
Cambiar hábitos alimentarios no solo depende de la cantidad y calidad de nuestros alimentos. Va a depender también de nuestra capacidad de disfrutarlos para estar plenamente satisfechos.
Anteriormente, el comer era todo un ritual. Se destinaba un tiempo en conjunto para comer; los alimentos se compartían y se agradecían públicamente, al bendecirlos con deseos de buena voluntad. Hoy en día, las prisas y las presiones del trabajo hacen casi imposible el que se coma en familia. Comemos “fast foods”, en su mayoría, empaquetadas y artificiales. Ya no reparamos en agradecer los alimentos y rara vez los compartimos. Se paga por calidad, misma que exigimos. No disfrutamos la comida y rara vez nos sentimos plenamente satisfechos, por tratarse solo de ‘llenar el estómago’, dejando al alma sin nutrir.

En el Monasterio Carmelo nos enseñaron a reflexionar en silencio, a la hora de los alimentos. En contemplación, vislumbrábamos la cadena de personas asociadas con el alimento que comíamos: desde el campesino, el camionero, el intermediario, el ‘marchante’, el distribuidor, el vendedor, el comprador, el cocinero etc… todos, colaboran con nuestra comida de cada día. El re-conocerlos desde el agradecimiento, nos permite valorar y disfrutar su fruto. Es este agradecimiento el que alimenta al alma, con plenitud y satisfacción.
Si meramente masticamos y ‘tragamos’, sólo llenamos el estómago. El vacío de hambre interior puede que persista, si no acompañamos a los alimentos con la consciencia de disfrutar el sabor y agradecer la labor y la oportunidad de comer. No se trata de comer con culpa, pensando en aquellos quienes, por desgracia, no tienen qué comer. Se trata de ‘recibir’ los alimentos con humildad y agradecimiento.
Lo vemos con la familia Salazar Gil, en el reality de TELEVISA, HERMOSA ESPERANZA. Los abuelos han recibido en casa, temporalmente, a su hija, a  u esposo y a sus hijas. A veces les ha sido difícil la convivencia, siendo que no es propiamente su casa. Pero Doña Leonor, la abuela, ha sabido hacer de su casa, un hogar. Lo hace reuniendo a la familia en torno a los alimentos. Con gran variedad, sabor y gusto cocina (cada vez con alimentos más saludables), aprovechando la convivencia para platicar entre ellos. Alguna vez, llorando, les pidió ayuda y reconocimiento por su esfuerzo. Al valorar su familia el trabajo que invierte en la cocina y en el hogar, día a día aprenden juntos a recibir, compartir y agradecer.
No se puede disfrutar ni tener satisfacción plena, sin la gracia de recibir. El recibir con consciencia, nos permite sentir agradecimiento. Con agradecimiento, se siente satisfacción. Así alimentamos, no solo al cuerpo sino al alma.

viernes, 27 de febrero de 2015

Recetario del alma: calidad de tiempo


Con las presiones y las prisas de la vida cotidiana, tenemos poco tiempo para estar en familia. Además, los avances en la tecnología, nos alejan cada día más de los hijos, enquistándonos en Facebook, whatsapp, twitter etc.. Por ello, es importante que cuando estemos con los hijos, hagamos presencia no solo con el cuerpo, sino con las emociones, la mente y el espíritu. Solo así les daremos atención integral, con calidad de tiempo. De esta calidad de atención dependerá que los cambios propios de crecimiento, se transformen en ‘desarrollo’. La diferencia entre el proceso de ‘cambio’, propio de nuestro crecimiento natural, y la ‘transformación’ en el desarrollo, es la dirección y el rumbo que se trazan al ejercer voluntad.
El ‘cambio’ en la vida es inevitable, pero no está determinado. Con ‘voluntad’ podemos darle rumbo, para tornarlo en ‘transformación’. La ciencia ha demostrado que, si bien existe una predeterminación genética que condiciona el crecimiento de nuestros hijos, existen factores epi-genéticos (paralelos) en los que podemos incidir. Con atención y calidad de tiempo podemos cambiar la forma en que se manifiesta esta predisposición.   El reto está en no vivir la inercia del cambio en forma mecánica, sino determinar su rumbo con la voluntad de decidir transformarnos.
Tanto los hijos como los padres estamos en continuo desarrollo, desde que nacemos hasta morir.  El amor es el catalizador de nuestro desarrollo evolutivo. El poco tiempo que tenemos con los hijos requiere calidad de atención y amor. Con decisión podremos potencializar nuestra buena voluntad y dirigirla para transformar a nuestros seres amados.

Este es el reto que vive la familia Salazar Gil, en el reality HERMOSA ESPERANZA. Luis, nos comparte el reto que vive con una hija, que tuvo inesperadamente, siendo adolescente. Tiene que trabajar para apoyar en casa, apoyar a su hija y aunque no ha decidido casarse,  darse tiempo de ver a su bebé. Tendrá que aprender a dejar a un lado su placer personal, para darle calidad de atención a su hija, optimizando el poco tiempo que pasa con ella para imprimir en su recuerdo, memorias de amor incondicional.
Es difícil ser padre, cuando uno mismo va saliendo de la adolescencia. Más aún cuando no se sabe ser papá, por no haber tenido un modelo que imitar. Pero nuestro papel como padres no es dar amor para recibirlo, sino dar amor para ayudar a los hijos en su desarrollo personal. Habrá muchos momentos en que los padres sentiremos desprecio por falta de reconocimiento o agradecimiento. El reto es seguirlos amando. De ello dependerá que se siga desarrollando la HERMOSA ESPERANZA de confirmar que sí es posible el amor incondicional.
La vida en familia nos permite compartir un mismo tiempo, en el presente. Nuestro pasado es subjetivo. Nuestro futuro es subjetivo. Solo en el presente podemos compartir objetivamente, nuestra percepción subjetiva de la vida. Este intercambio de realidades, nos permite comparar:  -cómo nos vemos a nosotros mismos-, contra -cómo nos ven los demás-, consolidando  identidad y autoestima.

Se vale recurrir a recetas rápidas. Pero tienen que ser de calidad.

sábado, 14 de febrero de 2015

RECERATARIO DEL ALMA: La esperanza de amar

Se dice fácil, pero para amar se requiere primero sufrir el desamor. Saber lo que es ‘no ser amado’, nos da el encuadre necesario para amar. Se vuelve un punto de referencia y comparación para determinar la premisa básica del amor…dar aquello que se quisiera recibir….o como diría la Madre Teresa, “donde no hay amor, es donde hace falta amar”.
Lo contextualizo porque en el mundo de hoy, el amor se ha vuelto una mercancía de compra e intercambio. El concepto de entrega y aceptación incondicional, sin ataduras, manipuleo o chantaje ya no se ve. Ahora es un juego de sexo y poder; una ruleta en la que incluso se juega la vida, al azar. La pareja se ha vuelto un objeto de posesión….y ese tipo de amor aniquila, generando resentimiento y agresión pasiva en el amado.
La serie televisiva HERMOSA ESPERANZA se ha propuesto compartir la vida cotidiana de cinco familias mexicanas, a través de un ‘reality’, para rescatar la esperanza de una vida saludable. Propone que “sí se puede cambiar”. Sin embargo, para cambiar hay que crear consciencia del mal-estar en que vivimos, identificar el problema y decidirse por cambiar´. Para lograr un bien-estar integral, se necesita cambiar a nivel físico, emocional, mental y espiritual.
Es lo que se ha propuesto la familia López Ávila, ambos divorciados cada quién con un hijo/a de su primer matrimonio y ahora, dos hijos de ambos. El reto es amar a los cuatro por igual, más allá de las fronteras de una familia nuclear.
 La esperanza es que puedan aceptarse, respetarse y quererse como familia ensamblada. Tanto el padre como la madre saben lo que es vivir sin un padre o una madre, porque ambos vienen de familias monoparentales. Por ello, quisieran dar aquello que no recibieron. Tendrán que evitar repetir los errores cometidos en su contra en el pasado, y reinventar su historia a partir de la decisión mutua de luchar por ese ideal. Al no tener modelos qué imitar, tendrán que modelar su propia aspiración y luchar por ella…una familia donde se valga ser diferente, disentir y doler bajo el cobijo de saber que, a pesar de ello, seguirán siendo amados.
El futuro del mundo depende de esta esperanza. Jamás podrá vencerse el odio y la crueldad en el mundo si no cambiamos nuestra forma de amar.
Tenemos que reconocer la libertad que tenemos de amar, reconociendo también el derecho que tiene la pareja de amar a otr@s; honrar la decisión de escoger compartir la vida en exclusividad mutua;  dignificar la responsabilidad que tenemos como padres y madres más allá de que los hijos sean propios o legítimos. El reto es amar al ‘otro’ por él/ella; no por algún beneficio secundario propio, sino aceptándol@mo es. Pero para ello, tengo que aceptar antes, como soy, re-conocer lo que siento, lo que pienso y lo que quiero de la vida.

Se vale amar con libertad, pero amar a alguien no nos obliga a vivir con ellos. Para vivir juntos se requiere:
·         Qué ambos compartan un  mismo encuadre ético. Todos los contratos son válidos mientras sean compartidos y ambos estén de acuerdo (matrimonio, unión libre, matrimonio abierto etc..)
·         Qué se tracen un mismo proyecto de vida, comprometiéndose ambos, a ayudarse a llegar a la meta. La meta no es nuestra pareja. No se trata de poseerl@ o tener quien me mantenga o me lave la ropa. Se trata de caminar juntos hacia una meta común (crear un hogar, formar una familia, desarrollarse profesionalmente, acompañarse y cuidarse).
·         Establecer reglas claras de respeto y aceptación mutua; paciencia y el derecho a rectificar, reparar y ser perdonados.
Si no se dan las condiciones de bien-estar en pareja, se vale separarse por amor (¡para evitar sacarse los ojos!)
 A veces somos mejores exparejas como divorciados, con la distancia necesaria para no dañar, o engancharnos en relaciones de co-dependencia jugando roles de víctima/victimario donde la relación  se usa para proyectar culpas y resentimientos.
A veces se requiere primero estar sól@s para encontrarnos, conocernos y darnos cuenta de que quizá somos nosotr@s los que somos ¡insufribles! Aceptarnos y amarnos es el primer paso.

jueves, 12 de febrero de 2015

RECETARIO DEL ALMA: Auto-observación

El ‘reality’ televisado HERMOSA ESPERANZA, es un programa que acompaña a cinco familias a lo largo de su rutina cotidiana. El participar en su vida diaria permite a los espectadores, identificarse con alguno de sus integrantes y desarrollar la capacidad de auto-observación.  El objetivo es que juntos, las familias y los espectadores, rescatemos la esperanza de confirmar que el cambio es posible y desarrollemos hábitos saludables.
Como espectadores, podemos establecer distancia entre el que observa y  la vivencia directa. Sin estar directamente involucrados, no hay participación en la experiencia emotiva, liberando a la razón para analizar los hechos objetivamente. Esto es auto-observación. …la posibilidad de verme actuando, con la distancia que me permita separar lo que siento, de lo que pienso.
Este es el primer paso para el desarrollo de la consciencia.  A partir de observarme, puedo identificar lo que hago bien o lo que hago mal; ponerme metas y trazar un rumbo claro para rectificar, reparar o seguirme desarrollando.
El cambio es parte de la vida. Pero no basta cambiar. Hay que trazar rumbo para hacer del cambio, una transformación.

Ejemplo

A través del programa HERMOSA ESPERANZA, la familia Zerecero Cabello ha tenido oportunidad de visualizar a cámara, lo que hacen día a día; lo que comen; lo que dicen y cómo reaccionan ante el conflicto. Es un ejercicio que podemos compartir todos con ellos, poniéndonos como observadores y visualizando, como espectadores, nuestra propia vida. De allí podremos identificar los cambios que quisiéramos hacer.

miércoles, 11 de febrero de 2015

RECETARIO PARA EL ALMA: Sensación de plenitud.

 Estamos tan acostumbrados a sobre-vivir, siempre a la defensiva, listos para confrontar los  retos cotidianos o mentir y engañarnos para justificar el enorme esfuerzo que ello implica, que se nos pasa el VIVIR. No tenemos tiempo para DELEITAR, GOZAR o APRECIAR los pequeños momentos de saciedad y paz.

Nos atormentamos para cumplir con las expectativas de los demás, más aún de las propias, sufriendo con el ejercicio, las dietas y las rutinas de superación personal y profesional que nos impone nuestro DEBER SER. Nunca estamos a-gusto y mucho menos apreciamos el costo tremendo que implica, en tiempo y esfuerzo (¡nadie más lo aprecia, tampoco!).
El reto ante la HERMOSA ESPERANZA de saber que ‘se vale cambiar’, es VIVIR día a día; no imponernos grandes transformaciones inmediatas, ni aspirar ser perfectos. Se trata de gozar, cada día, poco a poco, apaciguando la urgencia de saciar el hambre y la sed de ser amados y transformar los vacíos interiores con el agradecimiento profundo de estar vivos.

Empezamos con saciar el antojo, que más que hambre es compulsión por comer para apaciguar la angustia y ansiedad interior. Nos puede ayudar el crear consciencia a través de la auto-observación, para entender el porqué y el cómo comemos de más. Hay que anotar, en una bitácora diaria, lo que estamos haciendo cuando surge el antojo; ¿cada cuándo; qué sentí, qué comí, cuanto comí…porqué creo que sentí la compulsión de comer?
Dense un mes para cambiar. A lo largo de ese mes se regeneran nuestras células, permitiendo reponer la memoria celular con hábitos que iniciemos día a día: Tomar un vaso de agua antes de comer para dar sensación de plenitud al estómago; espaciar la frecuencia, distribuyendo los requerimientos alimentarios en  5 porciones al día, para quitar el hambre; variar la ingesta para incluir la cantidad y variedad de proteínas, carbohidratos y frutas y verduras requeridas. Anoten todo. Es un primer paso para conocer los patrones que seguimos en la alimentación…

Quizá, al registrar nuestra ingesta descubramos también patrones cíclicos de sentimientos y su relación con lugares o personas que frecuentamos. Hay que acompañar los cambios en la alimentación con el ejercicio diario…no se trata de volvernos gimnastas de la noche a la mañana, sino de activarnos para aumentar la circulación y mejorar el metabolismo de la asimilación y eliminación de alimentos.
Ejemplo

Tomemos como ejemplo a la familia Zerecero Cabello, una de las cinco familias que nos han compartido su vida a través del ‘reality’ televisado HERMOSA ESPERANZA. Con pequeños cambios, día a día lograrán, no solo bajar de peso, sino una transformación de hábitos cotidianos que les dará mayor plenitud de vida. Además, la sensación y orgullo personal por los logros de cada uno, día a día alimentarán su desarrollo personal, fortaleciendo su valoración y auto-estima.

RECETARIO DEL ALMA: Salud o Enfermedad

Una cosa es procurar tener una alimentación diaria, saludable y otra cosa es combatir una enfermedad. La primera promueve la salud, el bien-estar; la segunda combate un diagnóstico de enfermedad o mal-estar. Para ello, es importante reconocer la diferencia porque su manejo es diferente.

Tal es el caso que nos comparte la familia Rico Jiménez, una de las cinco familias que abren su hogar a la serie televisiva del ‘reality’ HERMOSA ESPERANZA. El pequeño Sebastián, con tan solo unos meses de edad, ya sufre de lipidemia (aumento de ácidos grasos en la sangre), no solo por tratarse de una predisposición genética de sus padres, sino por comer lo mismo que comen los adultos, sin seguir una alimentación adecuada a su edad.
Lo vemos en la vida. (Ej.: No podemos dar toda la información sobre sexualidad a los hijos. Tenemos que administrarla según su edad). De igual forma, la alimentación requerida para el desarrollo de un infante, no es la misma que requiere un adolescente o una persona de la tercera edad. Es importante saber qué tipos de alimentos o qué educación requiere cada hijo, adecuándolas a su edad y condición. No todos somos iguales.

En el caso de Sebastián ya no se trata de alimentarlo para que crezca sano, sino para que repare un daño. Su manejo alimentario debe ahora seguir una prescripción médica específica.
La detección oportuna de enfermedades nos permite intervenir anticipadamente al riesgo para evitar que se desarrollen complicaciones. En caso de una enfermedad, se requiere revertir el proceso de destrucción, reforzando la reparación y reconstrucción de tejidos, órganos y sistemas, dañados. Para ello, tenemos que poder identificar la diferencia (o admitir que no conocemos y buscar ayuda profesional). El seguir consejos de madres, suegras o amigas quienes, con buena voluntad comparten mitos y tradiciones, no basta (Ej: revertir el mito de creer que mientras más ‘gorditos’ los hijos, más saludables y fuertes).

Desgraciadamente, los padres somos los que sin saberlo, más dañamos a nuestros hijos. Lo peor es que lo hacemos por amor.

 
 
 
 
El desconocimiento que tenemos sobre los procesos de salud y enfermedad no nos permite alimentar a nuestros hijos con alimentos saludables, adecuados a las porciones que requieren en cada etapa. Lo mismo ocurre cuando dejamos sin alimentar el desarrollo de su alma, cortándoles las alas a sus sueños y esperanzas (ej.: al ridiculizar sus aspiraciones o su ingenuidad). Tenemos que reconocer nuestras propias limitaciones y fortalecer nuestro desarrollo personal, buscando información actualizada, comiendo saludablemente nosotros primero, reforzando nuestra confianza y enseñando con el ejemplo, para siempre reforzar la HERMOSA ESPERANZA DE QUE SÍ ES POSIBLE EL CAMBIO.
 

 

RECETARIO DEL ALMA: Hacer del hogar un refugio

En un mundo de tanta violencia y crueldad, más que nunca urge enseñar a los hijos a amar. Eso se enseña y se aprende en casa. Sin embargo, si en su misma casa hay violencia y crueldad, jamás aprenderán nuestros hijos a amar, repitiendo el mismo ciclo de destrucción que hemos venido transmitiendo de generación en generación.

Somos los padres los que enseñamos a los hijos a amar. Durante sus primeros años, imitan nuestras reacciones. Durante su adolescencia, con la maduración del lóbulo frontal, desarrollan la capacidad de crítica, y cuestionan nuestro comportamiento, para llegar a decidir sobre sus propias reacciones como adultos. Desgraciadamente, aprenden y repiten lo que hacemos y si respondemos explosivamente, estaremos formando hijos violentos.
Como padres tenemos que aprender a contener nuestra propia ira y violencia. El auto-control es esa disciplina personal que nos permitirá frenar nuestra violencia física y contener palabras hirientes. “Cuenta hasta diez”, nos dicen…Es un primer paso. Pero no basta.

El autoconocimiento nos permite identificar que al interior de todos, tenemos dos fuerzas vitales opositoras: una nos jala hacia la vida (Eros) y la otra nos jala hacia la muerte (Tanatos). Con consciencia podemos desarrollar la capacidad de decidir y dejar de reaccionar impulsivamente. Entendiendo que tengo estas dos fuerzas interiores tengo que DECIDIR actuar en respuesta a la pulsión de VIDA. No se trata de entender, justificar o auto-conmiserarse. No se trata de justicia Muchas veces “no se vale” que nos vaya mal o que nos ocurran desgracias, pero hay que continuar decidiendo por reaccionar CORRECTAMENTE.  Nuestras decisiones son las que enseñarán a nuestros hijos a diferenciar entre la buena voluntad  y la mala voluntad.
El hacer de nuestro hogar un refugio contra la crueldad y violencia que acosa a nuestra sociedad, require establecer un ámbito de aceptación incondicional. El respeto a las diferencias entre todos y cada uno de los miembros que integran nuestra familia, es la base.

Ejemplo

Entre las cinco familias que han compartido la intimidad de su hogar a lo largo del ‘reality’ televisado, HERMOSA ESPERERANZA, podemos tomar de ejemplo a la familia ensamblada con hijos míos, tuyos y nuestros, la familia López Ávila. Ellos, como todos nosotros,  han tenido momentos de confrontación y violencia. Un día (después de muchos de ‘aguantarnos’ y contener la ira), ‘explotamos’. Lo malo es que un solo momento de ira puede dejar marcados a nuestros hijos para siempre. Estando aún en desarrollo, nuestros hijos son fácilmente moldeables y una palabra ofensiva puede deformar su capacidad de responder con buena voluntad. Pierden la esperanza de seguir creyendo en el BIÉN. Ese es el riesgo del alcance que pueden tener nuestras palabras.

Con consciencia, podemos observar cómo reaccionamos y podremos establecer la distancia necesaria para recobrar nuestro sano juicio.
Como en la cocina, la primera receta al tratar de cocinar alimentos saludables, es la seguridad. Cuidado con el fuego y las quemaduras innecesarias. Cuidado con romper los trastes y dejar vidrio al alcance de las heridas. El hogar tiene que ser el refugio donde encontremos la seguridad y la HERMOSA ESPERANZA del amor.